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Jordi Tronchoni, investigador ComFuturo de la Fundación General CSIC

  • Jordi Tronchoni, investigador ComFuturo de la Fundación General CSIC

El 15 de noviembre y en el trascurso de una gala que se celebró en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en Madrid, Jordi Tronchoni fue distinguido, junto a 14 investigadores más, con uno de los galardones ComFuturo, haciendo entrega del mismo el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque. Un proyecto acogido por la Fundación General CSIC (FGCSIC) con colaboración público-privada entre la FGCSIC, el CSIC y destacadas entidades privadas del país que tiene como título “Evolución dirigida de levaduras para una disminución equilibrada del alcohol del vino”, y que ha sido elegido, como el resto, por evaluadores externos a la propia Fundación.

 

Se trata de una investigación en la que Tronchoni va a tratar “de conseguir disminuir el grado alcohólico de los vinos utilizando las últimas herramientas que hay en biotecnología y en evolución dirigida. La idea es conseguir levaduras que sean capaces de producir vinos con un menor grado alcohólico que los actuales, lo que es por otra parte una necesidad del mercado actual donde no existe un vino que tenga una baja graduación alcohólica y que esté producido de forma satisfactoria para el consumidor, es decir que tenga calidad. Sí que existen vinos que se producen por diferentes metodologías como la desalcoholización, pero estas metodologías no satisfacen, hoy por hoy, los gustos del consumidor actual”. De ahí el doble reto, por un lado el ser capaces de bajar algo el grado alcohólico, y al mismo tiempo que le resultado sean vinos equilibrados e interesantes al paladar de los consumidores. En principio Tronchoni tiene como objetivo “reducir un tercio el grado alcohólico, es decir en vez de tener 13 o 14 % conseguir vinos del 8 o el 9 % del volumen alcohólico, lo que sería ideal”.

 

Para Tronchoni esta investigación también se basa en “hábitos saludables que exige la sociedad actual, pues se trata de dar al mercado un producto que no existe pero que el consumidor busca, como ya está ocurriendo en la Gran Bretaña donde hay mucho interés por los vinos bajos en alcohol o desalcoholizados. Y Australia ya los está produciendo pero con una calidad baja. Nosotros vamos a ver si podemos conseguirlos con mejor calidad para conquistar ese tipo de mercado”. Para ello tendrá que conseguir levaduras que puedan ser trasferidas al tejido industrial y por ello que puedan ser patentadas, y si alguien está interesado las pueda utilizar, al tiempo de desarrollar una serie de metodologías que les permita diseñar esas levaduras mediante evolución dirigida.

 

Para este proyecto está solo aunque abierto a conseguir financiación y por ello sumar investigadores. Por lo pronto contará con Kiran Patil del EMBL Heidelberg, Alemania, que cuenta con biología de sistemas y con Jonas Warringer de la Universidad de Gotemburgo, que tiene una plataforma de fenotipado en alta densidad que permite crear decenas y decenas de líneas de evolución paralelas de forma que podemos realizar un experimento con miles de diferentes resultados para evaluar cuales son las levaduras que se van a adaptar a las situaciones que estamos creando.

 

Jordi Tronchoni, nacido en Picassent, comenzó sus estudios universitarios en Valencia para hacer Biología, pero durante el año que pasó en la Universidad de Oslo, se enamoró de la rama de Biología Molecular en la que enfocó sus estudios de Máster. Cuando volvió a España, se centró en la Biología Molecular, Celular y Genética y realizó su doctorado en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos de Valencia, siendo sus directores Amparo Querol y José Manuel Guillamón, dos de los investigadores más reconocidos en el mundo de las levaduras enológicas. Cuando acabó el doctorado, vino a Logroño durante un corto espacio de tiempo, donde conoció a Ramón González y a Pilar Morales del Grupo Microwine, trabajando en bioinformática y evolución de levaduras para la mejora de procesos fermentativos. Volvió al extranjero para recalar en Niza donde continuó unido a las levaduras, no tanto en su fermentación sino en sus elaboraciones. En 2014 volvió a Logroño al ICVV y desde entonces ha estado trabajando en distintos proyectos que el grupo Microwine tenía en activo hasta que diseñó, presentó y fue aprobado el proyecto que le tendrá ocupado los tres próximos años de sus investigaciones.