Investigadores del ICVV y de la Universidad de Lleida han estudiado la variabilidad de la composición de la uva de la variedad Tempranillo en la DOCa Rioja en relación con el suelo y el clima. Se han analizado las relaciones entre la composición de la uva (contenido de azúcar, acidez, compuestos fenólicos y peso de la baya) y las características climáticas y edafológicas en 20 parcelas diseminadas por Rioja Alta y Rioja Baja durante el período 2008-2017. A pesar de la alta variabilidad interanual en las características climáticas, ha sido posible definir las características del suelo que afectan la composición de la uva. Tanto la acidez como la concentración de antocianos se vieron afectadas por la temperatura y la precipitación registradas en diferentes períodos a lo largo del ciclo vegetativo. El aumento de la temperatura en las primeras etapas del ciclo produce una disminución de la acidez total y un incremento en los polifenoles totales, mientras que el aumento de la temperatura durante el período de maduración produce una disminución de la acidez total, del ácido málico, de los antocianos y de la relación entre antocianos y azúcares.
Por otro lado, características del suelo como elementos gruesos, arcilla y materia orgánica, así como el agua disponible en el suelo, contribuyen a las diferencias en la composición de la uva. Los valores de acidez más altos se registraron en suelos con mayor contenido en elementos gruesos y mayor cantidad de agua disponible mientras que los mayores niveles de antocianos e intensidad de color se obtuvieron en suelos con menor contenido en elementos gruesos y menor cantidad de agua disponible.
El principal problema que presenta la variedad Tempranillo para la calidad de sus vinos radica en su baja acidez total y su pH alto, lo que obliga a su acidificación de forma sistemática. Los resultados obtenidos en este trabajo indican que, para mitigar este problema de baja acidez, el viñedo debería ser cultivado en zonas más frías, de elevada altitud y en suelos con mayor contenido en arcilla y en materia orgánica y con mayor disponibilidad de agua. El conocimiento específico de las características del suelo y de las variables climáticas presenta gran interés para la elección de la ubicación de nuevos viñedos para producir uva de alta calidad.