Desde el día 1 de julio de 2018, este Instituto suma una investigadora más, Raquel Campos Herrera, que se incorpora vía Ramón y Cajal para iniciar una línea de investigación centrada en combatir las plagas asociadas a la viña. En palabras de Raquel, y atendiendo a su trayectoria profesional, espera aportar su granito de arena a lo que se conoce como intensificación ecológica de la agricultura, un concepto ya utilizando en Europa en los últimos años, y cuya finalidad es la de mejorar la eficiencia de los servicios ecosistémicos, como son la utilización de polinizadores o agentes de control biológico, con objeto de mejorar la producción y la protección de cultivos. “Mi actividad se centrará en trasladar estos conceptos a la vid a través de la aplicación de nematodos entomopatógenos, a los que he dedicado la mayor parte de mi carrera profesional, no solo en el suelo sino también en la parte aérea, para hacer frente a las plagas de la vid con otros elementos que sean, además, respetuosos con el medio ambiente”. Esta madrileña de origen riojano inicia así un nuevo grupo de investigación dentro del Departamento de Viticultura del ICVV: IN-Vid. Rubén Blanco Pérez e Ignacio Vicente Díez completan un equipo que da sus primeros pasos.
Raquel Campos Herrera cursó su licenciatura en Biología en León, y se doctoró en la Universidad Complutense de Madrid y el antiguo Centro de Investigación del CISC, Centro de Ciencias Medioambientales (actual Instituto de Ciencias Agrarias, ICA). “Allí supe por primera vez de la existencia de los nematodos entomopatógenos, estos minúsculos “gusanos” que viven en el suelo en busca de insectos para alimentarse”. Dirigida por la doctora Carmen Gutiérrez Martín, su Tesis Doctoral se centró en la caracterización de los nematodos entomopatógenos de La Rioja. “Mi familia vivía entonces en Santo Domingo de la Calzada, lo que me facilitaba el trabajo de la Tesis”. En 2008 consiguió una beca Ramón Areces para desarrollar un trabajo en Estados Unidos por dos años, que después se prolongaron a cuatro al encadenarse con un contrato IOF Marie Curie. “La vida en Florida supuso un gran cambio, tanto a nivel profesional como personal. Por cierto, ¡me hicieron un reportaje en el Diario La Rioja para la sección de Riojanos por el Mundo!”. En un centro de investigación asociado a The University of Florida, Raquel Campos Herrera pudo profundizar en las interacciones multitróficas de los nematodos entomopatógenos y en actuaciones del hábitat que favorecen su actividad. En Florida desarrolló también una novedosa técnica de identificación y cuantificación específica de nematodos entomopatógenos y fauna asociada, basada en herramientas moleculares como la PCR cuantitativa a tiempo real.
La vuelta a Madrid no sería ni mucho menos definitiva. Trascurrido un año de reincorporación al ICA, requisito obligatorio para completar el Programa IOF Marie Curie, firmó un contrato con la Universitè du Neuchâtel (Suiza) para estudiar la mejora de la calidad del suelo. “En los más de dos años que allí trabajé aprendí a combinar diferentes organismos beneficiosos del suelo, pero de forma paralela nos fueron apareciendo otros aspectos curiosos como, por ejemplo, ciertas asociaciones que nuestros “bichitos” establecían con nematodos de vida libre y que podían interferir con su eficacia como agentes de control biológico. ¡Ah! Y otros cosas de extrema importancia, claro, como aprender a preparar la auténtica fondue neuchâteloise”. A finales de 2015 le llegó la oportunidad de dirigir su propio laboratorio gracias a la obtención en Portugal de un contrato IF-Investigador FCT (equiparable al contrato Ramón y Cajal español). “En la Universidade do Algarve tuve la oportunidad de aplicar lo aprendido a lo largo de mi carrera, especialmente en Florida, a un nuevo hábitat, al tiempo que experimentos de laboratorio paralelos nos permitían profundizar en conceptos de biología básica importantes en nuestra investigación”.
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Ahora, al frente de IN-Vid, Raquel Campos Herrera espera poder llevar sus conocimientos un paso más allá. “Los avances en investigación son cada vez más aprovechados por los agricultores, quienes buscan siempre mejorar sus prácticas en campo. Pero éste debe ser un juego a dos bandas, y para ello el investigador tiene el deber de hacer más accesible el conocimiento científico a través de su divulgación en un lenguaje dinámico y accesible a todas las audiencias, y en esto también creo que hemos mejorado en los últimos tiempos”, concluye.