Eva Pilar Pérez Álvarez (Logroño, 1983), estudió Ingeniería Técnica Agrícola en la Universidad de La Rioja e Ingeniería Agrónoma en la Universidad de Lérida. Posteriormente, se licenció en Enología por la Universidad de La Rioja y, en 2015, defendió su Tesis Doctoral, con mención Internacional, en el marco del programa de Doctorado en Ecosistemas Agrícolas Sostenibles de la Universidad de La Rioja.
Su carrera investigadora se inició en 2007, en la Università degli Studi di Firenze (Italia), donde participó en un proyecto, entonces pionero en Europa, sobre el efecto de la gestión de la fertilidad en la agricultura ecológica. De vuelta a Logroño, a través de una beca FPI, trabajó en el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico Agroalimentario (SIDTA-CIDA) de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de La Rioja. Allí, estudiando relaciones entre los factores determinantes del “terroir” de un viñedo con la composición y la calidad de la uva y del vino, afianzó su interés por conocer más a fondo distintos procesos que ocurren en el mundo natural, en especial, lo concerniente a la viticultura y la enología. En 2010, mediante una beca predoctoral INIA, desarrolló, en el SIDTA-CIDA (integrante ya del ICVV), su Tesis Doctoral de la mano de los doctores Fernando Peregrina Alonso y Teresa Garde Cerdán. Estudió la incidencia de distintas especies de cubiertas vegetales, como alternativa al laboreo, la técnica tradicional de mantenimiento del suelo del viñedo en España, sobre la calidad del suelo, la ecofisiología, el control de la expresión vegetativa y productiva de la vid, así como su repercusión en la composición nitrogenada (aminoácidos y aminas biógenas) de mostos y vinos y, en sus características organolépticas. En 2013, realizó una estancia en la University of California, Davis (USA) para estudiar la conductividad hidráulica de los tejidos vasculares de la vid. Posteriormente, en la Universidade de Évora (Portugal), participó en la puesta a punto de una técnica cromatográfica para la determinación de compuestos nitrogenados en mostos y vinos. Así mismo, en su Laboratório Hercules y, mediante el uso de espectrofotometría de masas con plasma acoplado inductivamente (ICP-MS), determinó la concentración de elementos minerales traza en el vino. Esta herramienta, les permitió clasificar vinos en función de la variedad, la zona geográfica de procedencia, el tipo de suelo, la fertilización aplicada al viñedo, el uso de sulfuroso en su elaboración, y diferenciar vinos jóvenes de vinos criados en barrica.
A partir de 2016, trabaja en proyectos del Gobierno de La Rioja y del CSIC, desarrollados en el ICVV, que abordan la dinámica del nitrógeno, procedente del abonado en el sistema vitícola clima-suelo-planta con el objetivo de racionalizar su uso y mitigar la emisión de gases de efecto invernadero. En 2018 se incorpora con un contrato Juan de la Cierva-Formación (JdC), otorgado por el MINECO, al grupo de Riego y Cultivos del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC) de Murcia. Allí, participó en el estudio de las relaciones agua-suelo-planta-ambiente, evaluando estrategias de riego deficitario controlado que permitan optimizar y gestionar el riego mediante el uso de sensores y modelización de balances hídricos, así como el estudio de la ecofisiología de las plantas bajo distintos tipos de estrés ambiental como la escasez hídrica o la elevada salinidad del agua de riego. Además, participó en el estudio de técnicas agronómicas que permitan ajustar el desacoplamiento de la madurez y equilibrar la composición final de los vinos, con una adecuada riqueza fenólica y un grado alcohólico menor que el que actualmente se está observando.
En febrero de 2021 vuelve al ICVV con una JdC-Incorporación, dentro del grupo de Viticultura y Enología Aplicadas (VIENAP) liderado por la doctora Teresa Garde Cerdán. Su actividad se centrará “en profundizar en el efecto de la aplicación foliar de elicitores sobre los compuestos nitrogenados, fenólicos, volátiles y características organolépticas de mostos y vinos. Los elicitores, son sustancias naturales que, al aplicarlos exógenamente, activan las rutas de biosíntesis de compuestos de defensa de las plantas, implicando, por ejemplo, un aumento en los compuestos fenólicos y volátiles de las uvas. Conseguir productos o subproductos naturales, como algas, y formulados más eficientes, como los soportados sobre partículas de tamaño “nano” que, por su mayor absorción por parte de la planta, permitan reducir las dosis de aplicación, pudiendo, en un momento dado, sustituir o reducir los fertilizantes tradicionales, con el consiguiente beneficio medioambiental y económico en el viñedo”.